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MÁS GRANDES = MÁS PATALETAS

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Aproximadamente desde los 18 meses, los niños y niñas empiezan a hacer pataletas al sentirse frustrados, querer algo que no pueden tener, o simplemente por su temperamento del momento.

En general, los niñ@s desde esta edad en adelante empiezan a querer un poco más de independencia, y como adquieren más control de sus funciones motoras, quieren hacer las cosas por ellos mismos.

Si bien las pataletas no son lo más agradable del mundo, hay que recordar que es una forma que los niños y niñas utilizan para trasmitir sus emociones de pena, enojo y frustración.

¿Qué puedes hacer?

  • Cada pataleta es distinta, porque cada niño es distinto. Primero que todo, trata de darte cuenta qué es lo que quiere tu niño; quizás es hambre o sueño.
  • Si le pediste que hiciera algo, y no quiere hacerlo -por ejemplo, es momento del bañarlo y no quiere-, continúa con la actividad; si cedes, el mensaje que le transmites es “yo hago lo que quiero”.

Si está con una pataleta por algún juguete, mantén la calma, deja que se exprese unos minutos, y distráelo con otra cosa. Puedes ponerte tú a jugar con algo distinto, y de a poco se acercará a ti. Cuando se presenten muchas pataletas y mañas, hagan cosas simples, como leer un cuento, salir a caminar; hacer actividades más desafiantes puede solo frustrarlo más.

¿Y yo?, ¿que pasa si me siento agotado?

Es normal sentirse sobrepasado por las pataletas, y querer en ciertos casos ceder ante el llanto de tu niñ@, pero recuerda fijarte cuándo ceder y cuando no.

Las pataletas son una forma en que los niños y niñas tantean los límites, y si cedes ante todo, aprenderá a largo plazo una forma de comportarse que le puede traer problemas en el futuro con: sus amigos, educadoras, profesores y contigo.

Trata de alinearte con alguien con quien vivas; las pataletas no son sencillas de enfrentar, y menos solo. Intenten dividirse las veces en que tratan con su niño; quien tenga más energía positiva en ese momento mejor.

Date tiempo después para sentir tus emociones, lo que experimentaste. Puede ser cuando tu niño o niña ya esté durmiendo. Reflexiona en la situación, qué le pasó a tu niño, cómo lo enfrentaste, y reconoce tus habilidades demostradas.

Puedes escribir esto en algún cuaderno, nota de celular, lo que quieras. Cuando escribimos lo que nos pasó y cómo lo superamos, logramos conectar de forma más profunda con la experiencia.

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¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON “INCLUSIÓN”?

La inclusión es un concepto muy amplio…

…que puede afectar de manera positiva a un sinfín de personas: mujeres, migrantes, personas en situación de discapacidad, entre muchas otros más. 

Por lo mismo, cuando se habla de inclusión, debemos ser cuidadosos en especificar a qué grupo de personas nos estamos refiriendo: ¿a quién queremos incluir?, ¿con quién queremos trabajar?, ¿qué haremos?

Con esto, no buscamos dejar a nadie afuera; es más, en la medida en que somos precisos en nuestra manera de actuar y delimitamos bien a qué nos referimos cuando hablamos de la “inclusión”, es mucho más fácil poder establecer metas y alcanzarlas.

En Dry Club, creemos que todas las personas merecen ser tratadas de manera equitativa, y que todos y todas merecemos respeto, cariño y oportunidades. En nuestro caso particular, nosotros nos dirigimos hacia aquellas familias quienes tienen a algún miembro en situación de discapacidad.

¿Por qué? Porque reconocemos que estas familias puedes vivir diversos desafíos a lo largo de sus vidas, y como en algunos casos esto implica tener que comprar pañales por extensos periodos de tiempo, queremos poder actuar como una solución.

Entonces, en nuestro caso, “inclusión” implica reconocer las necesidades de todas las familias, entendiendo que cada una vive distintas experiencias y por lo mismo esta debe ser validada y considerada a la hora de proveer un servicio. 

Somos conscientes de que para realizar cambios, necesitamos la acción de todos y todas las personas, para trabajar a favor de un mundo donde la inclusión social de personas en situación de discapacidad se convierta en una realidad. Pero también sabemos que el cambio parte desde la manera en que cada uno se para frente al mundo y comienza a actuar.

Por eso, te invitamos a hablar sobre la inclusión, a empezar a considerar nuevas perspectivas, y buscar soluciones para que todos y todas podamos vivir en un mundo más equitativo.

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MASAJES: INSTANCIA DE APEGO

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¿Cuál es la importancia de los masajes?

Los masajes infantiles son más que caricias que le hacemos a nuestros bebés; son instancias y modos de relacionarse entre madres y padres con sus pequeños.

Durante los masajes, los bebés se relajan y comienzan a desarrollar un sentimiento de seguridad con sus madres o padres.

¿Cómo pueden influir los masajes en la relación que estamos construyendo en conjunto con nuestros bebés?

Durante el masaje, no solo le hacemos caricias que relajan a nuestro bebé, sino también le conversamos en una voz suave, estimulando así distintos sentidos como el tacto, la audición, y la visión a partir de una situación cariñosa y de amor.

Los masajes también pueden influir positivamente en los ritmos de sueño de los bebés, ya que les proporciona calma, regula sus estados corporales y aumentan los niveles de hormonas como la oxitocina y la serotonina, que influyen en la relajación y promoción de un vínculo afectivo.

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¿Sabías que hacerle masajes a los bebés también influye positivamente en uno mismo?

Esta es una instancia de calma que todos los padres y madres podemos aprovechar y beneficiarnos de.

Por el nivel de relajación en el que se encuentra el bebé, y tomando en cuenta de que la mayoría de los bebés responden bien a los masajes, ayuda a aumentar los niveles de autoestima personal y nos da mayor seguridad sobre nuestras habilidades de crianza.

¿Cómo hacer un masaje?

  1. Coloca a tu bebé recostado en su espalda, mirando hacia ti en una cama, colchoneta, o cualquier superficie blanda.
  2. Comienza poniendo tus manos sobre el tronco del bebé y mantenlas ahí por unos segundos. De esta forma, el bebé se acostumbrará a tu tacto y, en la medida en que vaya creciendo, reconocerá esto como el inicio del masaje.
  3. Para masajear las extremidades inferiores, como las piernas y pies, primero debemos comenzar por una, y una vez terminado, comenzar con la otra.
  4. Sujeta la pierna de tu bebé por la parte superior del muslo, poniendo la mano en forma de C. Luego ejerces una pequeña presión y deslizas tu mano suavemente hasta llegar a su tobillo. Repite esto una mano tras la otra (Podemos repetir esto cuantas veces queramos, solo recuerda siempre hacer de arriba hacia abajo).
  5. Para la planta de los pies, utilizaremos nuestro dedo pulgar, y lo pasaremos desde el tobillo hasta los dedos de los pies ejerciendo un poco de presión.
  6. Los deditos de los pies también se pueden masajear; desde el más pequeño hasta el dedo gordo debemos hacer una suave torsión desde la parte inferior del dedo hasta la yema.
  7. Para masajear el muslo, debemos hacer lo mismo que en el ejercicio Nº1 pero en sentido contrario; esto significa que tomamos la pierna de nuestro bebé con nuestras manos en forma de C, y nos iremos deslizando ejerciendo un poco de presión desde el tobillo hasta la ingle, una mano tras otra.

Para las extremidades superiores:

  1. En el caso del abdomen, el masaje debe ser muy suave, poniendo nuestras manos en posición horizontal y dependiendo una tras la otra, desde la parte alta del abdomen hasta el ombligo.
  2. Luego, deslizaremos nuestras manos suavemente desde el ombligo hacia los costados, como si estuvieras abriendo un libro.
  3. Para la espalda, haremos el mismo masaje que le hemos hecho a nuestro bebé para su abdomen, y al ponerlo boca abajo, estaremos contribuyendo al fortalecimiento de la musculatura de su cuello.
  4. Terminen el masaje con un abrazo y un beso, agradeciendo el lindo momento que compartieron.

En Dry Club queremos que disfrutes cada momento con tu bebé, por eso te invitamos a probar nuestros planes de suscripción de pañales. 

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EQUILIBRANDO LA FAMILIA Y EL TRABAJO

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¿Cómo equilibrar el trabajo y la familia?

El trabajo y la familia tienen algunas características en común: Ambas pueden demandar bastante tiempo, son exigentes, y requieren de mucha energía.

Por lo mismo, a veces no es tan sencillo equilibrar ambas; en algunos casos podemos hasta sentir culpa por no poder dedicarle el tiempo que nos gustaría.

¿Qué se puede hacer ante esto?

Se honesto contigo

Hay veces en que queremos hacer y cumplir con muchas cosas; las horas del trabajo, llevar a los niños a la plaza, jugar con ellos, adelantar cosas para el día de mañana, cumplir con las tareas del hogar, entre otras más.

Algo que debemos recordar constantemente es que nuestras expectativas deben ajustarse al medio en el que nos encontramos; si bien equilibrar el trabajo y la familia es un desafío importante, sobre-exigirnos y ponernos metas muy difíciles de alcanzar solo nos frustrará.

Pon metas realistas:

Planifica pocas cosas en el día, pero cúmplelas. A largo plazo, estos logros se irán acumulando y será muy gratificante para ti.

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Sistema de turnos

Si vives con más personas en tu casa, propón un sistema de turnos, donde cada día alguien deba hacerse cargo de alguna actividad del hogar: cocinar, poner la mesa, ordenar, bañar al bebé, etc. En la medida en que esto se haga rutinariamente, se generará el hábito y te quitará peso de encima.

Si vives solo o sola, arma un calendario semanal con algunas tareas: comidas que cocinarás, días destinados a limpiar, y horarios para bañas y acostar al bebé. Esto estructurará más tu situación y te dará una sensación de control.

Aprovecha los tiempos

Cuando uno termina de trabajar al final de día, es normal sentirse cansado, y si bien a uno le gustaría pasar y jugar por mucho tiempo con los niños, lo más probable es que la energía que uno tiene no dure tanto. Designa algún rango de tiempo: media hora, por ejemplo, donde estés exclusivamente jugando y prestándole atención a tu bebé. Este espacio de tiempo será muy importante para potenciar su desarrollo.

Esto se llama “cambio de foco”; es necesario pasar del foco del “trabajo” al foco “familiar”.

En Dry Club te queremos apoyar en todos los momentos, por eso creamos los planes de pañales para que puedas enfocarte 100% en tus pequeños

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EL RECORRIDO DE NUESTRAS FAMILIAS

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Cada familia ha recorrido un camino muy importante antes y después de tener un bebé. Previo al embarazo, ya nos generamos ciertas expectativas sobre cómo será nuestra familia, sobre nuestra relación de pareja o con nuestro núcleo familiar, entre muchas otras cosas más.

El camino que hemos recorrido y llevamos en cada uno de nosotros y nosotras, nos estructura con valores, experiencias y estrategias, que nos permiten afrontar aquellas dificultades que se nos presenten en el camino.

Pero en este camino, se pueden presentar distintas sorpresas que reestructuran nuestras vidas. 

Hay sorpresas, como algún diagnóstico de nuestro bebé, que nos llevan a reestructurar la vida que originalmente teníamos planeada; hay que tomar decisiones, cambiar las cosas de la casa, adecuarse a nuevos roles, y un sin fin de otras acciones que debemos hacer para aceptar y abrazar esta nueva vida que tendremos.

Pero para aceptar, tenemos que reconstruir nuestro mundo, nuestras expectativas, y lo que esto significa para nosotros. Esto, por ningún motivo, significa que queremos menos a nuestros niños/as, o que no los aceptamos, sino más bien es una forma de poder hacerse cargo de lo que nos está pasando internamente, y poder trabajarlo desde el inicio.

Acumularlo en nuestro corazón es una solución momentánea que, a largo plazo, nos dolerá más.

¿Cómo reconstruir nuestro mundo? 

La verdad es que esto no es sencillo, y varía dependiendo de la familia y la situación que tengan. Pero algo que todas las familias tienen en común, es que tienen todo el derecho del mundo de sentir todas las emociones que esta nueva vida les brinda.

Guardarse aquellas emociones que nos incomodan más: como la pena, rabia, frustración, etc., no hace que estas se eliminen o se vayan a otro lado, sino que se almacenan.

¿Qué son las emociones “incomodas”?

Aprendí hace mucho tiempo que no existe tal cosa como las “emociones negativas y positivas”, porque todas las emociones nos permiten responder y actuar a partir de una experiencia: si vivimos una situación triste, está bien sentir pena y querer llorar. Esto no es una emoción negativa, pero puede ser una emoción incómoda, ya que nos aleja de nuestros estados afectivos “más cómodos”, como la calma, felicidad, etc.

El primer paso es auto-validar lo que sientes: es verdad que hay hitos o experiencias que, por distintas razones, no podrás experimentar, y es fundamental que en todas estas, puedas darte el tiempo de sentir qué es lo que te produce. No necesitamos mamás y papás con armazones emocionales, necesitamos mamás y papás que puedan contactarse consigo mismos, y puedan abrazar sus procesos personales.

Esto es para todos los padres y madres; todos atravesamos distintas emociones y experiencias, y por lo mismo, poder escuchar, entender y validar lo que nos sucede nos hace más conocedores de nosotros mismos, más capaces para cuidar a nuestros niños y niñas, y resulta ser muy recomponedor.

Cuando aprendemos a validar lo que nos sucede, en especial con aquellas emociones “incómodas”, también aprendemos a disfrutar aquellas emociones más agradables de sentir: a gozar las instancias con nuestros niños y niñas, celebrarles sus logros, entre otras cosas más.

¿Por qué pasa esto? 

Porque nuestras emociones dejan de estar “achoclonadas”; ya no sentimos pena/rabia/felicidad al mismo tiempo, sino que aprendemos  a sentir lo que nos sucede en cada uno de los momentos, a entender por qué sentimos lo que sentimos, y podemos dedicarle el tiempo que necesitemos para trabajar en nosotros mismos.

El camino que nos queda por recorrer es largo, y podemos hacerlo tanto más agradable si aprendemos a escucharnos a nosotros mismos. 

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CONSEJOS Y RESGUARDOS PARA CUIDADORES

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Todos cuidamos a alguien; sea de forma directa o indirecta, en general estamos atentos a una segunda persona: velamos por su bienestar, esperamos lo mejor para ellos y los acompañamos durante los momentos alegres y difíciles de la vida. Ser cuidador significan muchas cosas, y varía dependiendo a quien estamos cuidado: nuestra pareja, padres, hermanos, amigos, o hijos.

Cuidar a los hijos e hijas es una tarea que requiere de mucha energía y dedicación; poder establecer rutinas, horarios, dedicarles tiempo para jugar, enseñarles, entre muchas otras cosas más. Cada familia vive experiencias y rutinas particular y específica dependientes del contexto y situación en la que se encuentren, pero algo que tienen en común es que todas estas sentirán una amplia gama de emociones durante el cuidado de los niños y niñas.

Por ejemplo, las frustraciones…

Cuando nos volvemos cuidadores de nuestros hijos e hijas, debemos adaptarnos a un nuevo rol, en donde nuestras necesidades muchas veces se ven postergadas por las de nuestros niños. Esta nueva adaptación significa diversos tipos de sacrificios, tanto a nivel personal, social y económicos, y por lo mismo, cuando la experiencia de ser cuidador o cuidadora no se ajusta a nuestras expectativas, o pasamos por momentos estresantes, podemos sentirnos frustrados.

¿Qué significa “sentirnos frustrados”?

Desde el momento del embarazo, nos hacemos una idea y expectativa de cómo será la parentalidad; nos imaginamos los distintos escenarios y etapas que viviremos con nuestros hijos, al igual que las distintas experiencias que viviremos juntos. Pero hay veces en que nos encontramos con distintas sorpresas, que hacen que la realidad no se ajusta a estas expectativas que nos creamos en nuestras cabezas.

En un inicio, es difícil hacer frente y adaptarse a estos cambios y sorpresas, ya que para algunas familias esto puede significar tener que aceptar una realidad a la cual no estaban preparados, y tener que almacenar las expectativas iniciales con mucha tristeza en lugares como el corazón.

No es fácil adaptarse y aceptar esta nueva realidad. Es un proceso, es lento y gradual, es intenso y lleno de emociones. Pero para cuidar a otros, primero hay que comenzar cuidándose a sí mismo (Arón & Llanos, 2004), y esto significa reconocer y vivir nuestros propios procesos.

Debajo de mi capa de cuidador(a), soy persona.

Somos personas y las personas sienten. Las noticias, las sorpresas y las experiencias nos generan distintas emociones; felicidad, tristeza, enojo, asombro, etc. Sentir la felicidad, energía, y motivación para seguir avanzando es tan importante y necesario como sentir pena, rabia, y frustración.

No son emociones malas, son emociones que incomodan, y pueden hacernos sentir paralizadas. Pero hay que recordar y tener en nuestra cabeza que cada emoción nos dice algo, y para seguir avanzando en nuestro camino, debemos escucharlas.

¿Quien no ha dicho “No tengo tiempo para sentir pena”?

Querer avanzar y mantener el ritmo en el cuidado de tu niño o niña puede ser un arma de doble filo; puede actuar como motor de impulso, que nos lleve a superar de las formas más creativas los distintos obstáculos que enfrentamos, pero también puede ser una forma de evitar lo que estamos sintiendo internamente. Evitar no quiere decir eliminar, solo se acumula lenta y gradualmente.

No es fácil reconocer y decirse a sí mismo: “Sabes que, esto me supera; siento que no puedo más; esto me genera mucha tristeza; desearía que no fuera así”. Pero poder adueñarse de nuestro propio estado emocional, de lo que nos está pasando y de las situaciones que generan esta emoción, nos re-entrega el control de nosotros mismos; nos invita a validar nuestra experiencia.

Validarnos es uno de los primeros pasos para reencontrarnos; para ser no solo cuidadores, sino también personas con múltiples emociones, sensaciones y experiencias.

Referencias:

Aguilar, C. E. V., Morocho, M. R., Armijos, M. A. C., & Peñaloza, W. L. P. (2018). Discapacidad y familia: Desgaste emocional. Academo, 5(1), 89-98.

García-Herreros, M. V., & Mojica, J. E. (2012). Modelo para resignificar narrativas de familias con hijos con discapacidad. Siglo Cero: Revista Española sobre Discapacidad Intelectual, 43(241), 157-157.

López Gil, M., Orueta Sánchez, R., Gómez-Caro, S., Sánchez Oropesa, A., Carmona de la Morena, J., & Alonso Moreno, F. J. (2009). El rol de Cuidador de personas dependientes y sus repercusiones sobre su Calidad de Vida y su Salud. Revista Clínica de Medicina de Familia, 2(7), 332-339.

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ACTIVIDADES PARA LA MOTRICIDAD FINA

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Existen muchas maneras en que podemos promover la motricidad fina de nuestros pequeños y pequeñas de manera entretenida y lúdica. 

Acá te dejamos una de las actividades más típicas pero no por eso menos importante y entretenida de realizar con nuestros niños.

Hagamos Collares de Fideos! 

Necesitas:

  • Fideos en forma de tubos,
  • Lana o algún cordel
  • Pintura
  • Mostacillas y botones si lo deseas (ojalá que sean grandes para evitar problemas)
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Lo primero que tenemos que hacer es pintar los fideos con temperas o las pinturas que tengan en la casa. Que la creatividad no tenga límites, aprovechemos de pintar con los colores que queramos los tubitos. Luego hay que dejarlos secar.

Luego, una vez que estén secos, tomamos el cordel y le hacemos un nudo en la parte inferior y le ponemos una mostacilla (Recordaremos que lo mejor es que sea una mostacilla grande) Esto servirá como tope para que el fideo no pase para el otro lado.

Por último, vamos pasando los fideos ya pintados por el cordel, y empezamos a armar nuestro collar. Podemos intercalarlo con otras mostacillas, botones, lo que queramos. Lo importante es que nuestros niños y niñas puedan concentrarse en tomar los tubos y mostacillas, y ponerlos en el cordel. 

Estas acciones son súper importantes para el desarrollo de la motricidad fina: la manera en que los pequeños toman las mostacillas y tubos con sus dedos, poder pasarlas por el cordel, entre muchas otras cosas más!

Una vez que hemos logrado el largo que deseamos, lo amarramos al extremo inicial.

¡Y listo! Ya terminamos nuestros collares

En Dry Club queremos que tú y tus pequeños puedan aprovechar cada momento juntos, por eso te invitamos a probar nuestros planes de pañales para que no te preocupes nunca más de tener que salir a comprar. 

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CONSEJOS PARA FOMENTAR EL APEGO

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El apego es uno de los lazos más importantes que desarrollamos con nuestros pequeños y pequeñas. Es muy importante que esta relación esté llena de amor y contención, para que siempre sepan que pueden contar con nosotros para lo que necesiten.

Pero ¿cómo podemos promover el apego? Te dejamos algunos consejos sencillos para que incluyas en la rutina diaria.

Cosas que podemos incluir en nuestra rutina diaria:

Acompaña a tu pequeño a explorar:  No importa donde sea; la pieza, sala, plaza, etc. Lo importante es que tu pequeño sienta que puede moverse y explorar con tranquilidad, y que tú lo estas mirando y te estas fijando en lo que está haciendo: comentarios tan sencillos como “Mira! Qué es eso que encontraste?” pueden hacer que tu pequeño se sienta visto.

Demuestra interés en lo que está haciendo: Los niños y niñas están constantemente buscando nuestra atención, y mientras más demostramos interés en sus actividades, más sienten que pueden contar con nosotros: siéntate a jugar, mira y contesta cuando te esté mostrando un objeto, lo importante es validar su experiencia.

Luego del trabajo, destina un tiempo para estar 100% dedicado a tu pequeño: sabemos que el cansancio después de trabajar puede ser enorme, pero hay que recordar que nuestros niños y niñas están esperando el momento en que lleguemos para vernos. Puedes por ejemplo designar media hora a estar incondicionalmente con ellos jugando.

¡Y algunas actividades!

Durante el día:

Juegos de contacto con abrazos: el objetivo del apego es que los niños y niñas se sientan seguros de que pueden contar y se pueden apoyar en nosotros cuando lo necesiten. Por eso, podemos jugar y hacer actividades que involucren contacto físico como los abrazos: así les mostramos que estamos para contenerlos tanto emocional como físicamente.

Durante la noche:

3 cosas que me gustan de ti: antes de dormir, podemos crear una instancia muy bonita con nuestros pequeños, diciéndoles las 3 cosas que te gustaron de él o ella en el día: “Hoy fuiste muy generosa al prestarle a tu amiga tu juguete”, “me gustó cuando quisiste compartir conmigo tu colación”, “me encanta cuando cantamos juntas”. En la medida en que vaya creciendo, pueden ir diciéndose esto mutuamente!

En Dry Club, queremos que tengas el mejor de los tiempos con tus pequeños, por eso te acompañamos en todos los momentos con consejos y los mejores planes de pañales! 

Bambo, Nateen y Ecoboom a la puerta de tu casa, y si eres de la provincia de Santiago, el despacho es gratis! 

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Regulando la conducta en la primera infancia

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Lograr que los niños y niñas obedezcan las órdenes que uno les da puede ser una tarea difícil de cumplir, pero es porque se encuentran en búsqueda de mayor independencia personal, y  carecen del control y regulación de su conducta.

¿Que quiere decir “regulación de conducta”? 

Todos nosotros somos capaces de lograr ciertas metas al controlar nuestras acciones: somos capaces de inhibir nuestra conducta, respetar las normas, y cumplir con las tareas que debemos hacer independiente de si nos gustan o no.

primera infancia

Eso si, no nacemos con esta facultad, sino que la vamos desarrollando progresivamente durante los años. Es relevante recordar, en conjunto con esta información, que los primeros años de vida de los niños y niñas son los más importantes y relevantes para el desarrollo de estas habilidades, ya que es el momento en donde se encuentran más plásticos y moldeables.

Y.. ¿cómo se puede potenciar el desarrollo del control de la conducta?

Existen distintas técnicas que se pueden aplicar, algunas de ellas son: 

  • Establecer rutinas en el día
  • Poner límites
  • Hacer un “contrato conductual”

Establecer rutinas

Los niños y niñas responden muy bien a las rutinas diarias. Si bien al inicio puede ser un poco más desafiante, en la medida en que estas se mantengan constantes, es que lograremos que los niños se adecuen y las incorporen en su vida.

El objetivo de esto es transformar ciertas actividades “no tan divertidas” en hábitos: por ejemplo, lavarse los dientes no es lo más entretenido del mundo, pero si tenemos una rutina y sabemos que si o si después de ponernos pijama nos tenemos que lavar los dientes, terminamos incorporando esta conducta como parte de nuestro día a día. 

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Se pueden establecer rutinas de distintas formas: en general se recomienda hacer, por ejemplo, una planificación del día con dibujos y las horas. Los dibujos ayudan a que los niños entiendan qué es lo que se les pide en ese momento -recordemos que los niños y niñas, en la primera infancia, no saben leer-.

Lo importante es que esto se siga al pie de la letra; reforzar la consistencia de la rutina, permite que los niños también se hagan una idea muy precisa de qué esperar, y entender cuando su conducta no es acorde a la planificación.

Por ejemplo: Pedrito no quiere ponerse su pijama luego de su baño: 

Mama: Pedrito, tu sabes que después que te bañamos, te pones el pijama y te lavas los dientes. Recuerda que hacemos esto todas las noches, mira [se le muestra la planificación]; ya, vamos a ponerte el pijama, yo te ayudo! [una variante puede ser: a ver, elige qué pijama te vas a poner hoy! ¿cuál es tu favorito?]

Una recomendación que dan algunos especialistas es siempre incluir espacios afectivos; en el ejemplo anterior, la mamá le propuso ayudar a Pedrito a ponerse el pijama, incluyendo así un espacio donde ellos puedan estar juntos.

Límites

Un límite es una señal que nos indica cuando algo está bien (o es aceptado) y cuando no. Poder establecer límites le enseña a los niños y niñas a regular su conducta. Lo importante al momento de poner estas reglas es siempre ser claro: 

Es distinto decir: cuando terminas de jugar, tienes que ordenar todos tus juguetes, a decir: tienes que portarte bien.

Las frases o límites muy amplios son ambiguos, y los niños y niñas terminan muchas veces actuando distinto a como nos gustaría. Esto, por su puesto, es porque no fuimos claros en lo que queríamos o esperábamos de ellos, por lo que no es solo frustrante para nosotros cuando no se comportan como queremos, sino también para ellos por no saber cómo se debían comportar.

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También es necesario entender las necesidades y conductas de los niños y niñas: sería ilógico pedirle a un niño que se quedara quieto todo el día, cuando en la primera infancia tienen mucha energía y se mueven por todos lados. Tener en consideración el criterio de realidad, aterriza las propias expectativas y las ajusta a la conducta y personalidad de nuestros niños.

¿Y si no cumple los límites y normas?

Si no cumplimos las normas, hay una sanción, pero esta sanción no tiene porque ser dura, sino que puede ser amorosa y contenedora. Al final, siempre es importante recordar que los niños y niñas no controlan su conducta, y están aprendiendo a hacerlo, por lo que ser una figura amorosa los aproxima a lograrlo de forma efectiva y segura.

Para lograr esto, las normas y sanciones se deben comunicar en un tono de tranquilidad, y explicarles a los niños y niñas qué fue lo que sucedió:

Pedrito, tu sabías que si no guardabas tus juguetes, no íbamos a poder ir a la plaza. Hoy no podremos ir, pero ¿qué te parece si mañana te aviso 10 minutos antes para que recuerdes ordenar tus juguetes?

Contrato Conductual

Tal como lo dice su nombre, esto es hacer un contrato con los niños. Lograr que adquieran ciertos hábitos, como lavarse los dientes, ir al baño, comer en la mesa, etc., pueden ser desafiantes, pero para eso podemos hacer un contrato.

Esto no quiere decir lo siguiente: si haces pipí solito en el baño, te doy un dulce. Esto, para el niño, significa un favor, y lo que queremos es que esta conducta se prolongue en el tiempo. 

Lo que si se recomienda es hacer lo siguiente: Pedrito, me tienes que avisar cuando quieras ir al baño, hagamos esto, por cada vez que tu me avises y vayamos al baño, te daré un sticker; si juntas 3 stickers, saldremos a la plaza.

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Acá, lo que se busca, es promover que el niño se comprometa con una conducta deseada por uno, y a cambio, se le da un refuerzo. No tiene que ser un refuerzo muy grande, puede ser una galleta, ir a la plaza, ver una película, cualquier cosa. Lo importante es promover que se cumpla, para transformar esta conducta en un hábito.

Cosas que tomar en consideración: 

  • Este contrato aplica para 1 conducta: si avisó para ir al baño, pero no se comió la comida, no se puede quitar el premio. El contrato es para el baño, y debe cumplirse como tal.
  • El niño tiene derecho a su premio si cumple la conducta: independiente si en el día hizo, por ejemplo, una pataleta por alguna otra razón, si cumplió con el contrato, debe ser remunerado.
  • Hay que ayudar al niño a cumplir su conducta: uno igual puede recordarle al niño de forma amorosa sobre la conducta: Pedrito, ¿quieres ir al baño?, acuérdate del sticker!”. Estamos para ayudarlos y educarlos.
  • Si no cumple con el contrato, no hay premio: Los niños se ponen tristes cuando no se les da el premio, y muchos papás y mamás ceden ante los pucheros, pero es importantísimo no ceder ante esto; sino, el contrato se rompe, y se hace mucho más difícil volver la conducta en un hábito.

En Dry Club te acompañamos en todos los momentos! Prefiere nuestros planes para aprovechar al máximo el tiempo con tus pequeños. 

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PROBLEMAS A LA HORA DE DORMIR

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PROBLEMAS A LA HORA DE DORMIR?

La hora de dormir es un momento muy esperado para las mamás, papás y cuidadores de niños y niñas. Sin embargo, para los pequeños esta hora es el fin de su diversión, por lo que muchas veces se oponen a acostarse, llegando en algunos casos a realizar pataletas y quejas para evitar el dormir.

Primero, recuerda que no eres la única persona experimentando este problema. Es importante que no olvides esto, porque a veces pareciera que somos los únicos que enfrentamos estos problemas, y eso puede generar una sensación de agobio y frustración muy fuerte.

Para los niños y niñas, la hora y el momento de ir a acostarse equivale a perder tiempo valioso para jugar, explorar y aprender: Ellos quieren hacer muchas cosas, pero las horas del día no les alcanzan; imagina lo frustrante que es eso.

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¿Qué se puede hacer?

Firmes y calmados

Cuando decimos “firmes” no significa entablar una guerra de poder, sino poder establecer límites y mantenerlos. Por ejemplo, si dijeron que a las 8 es hora de comenzar a prepararse para dormir, mantener esa hora constante. Cuando uno acepta el “5 minutos más”, los niños van aprendiendo que pueden salirse con la suya aunque sea un poco.

Lleguen a acuerdos

Los niños y niñas buscan independizarse y hacer cosas solos desde pequeños, y cuando los mandamos, se hace más difícil que respondan de forma adecuada. Aprovecha la preparación del dormir para entregarle cierta autonomía: por ejemplo puedes dejarlo elegir qué pijama quiere usar, qué libro leerán, qué peluche elegirá, etc.

Puedes también preguntarle cosas como “¿Prefieres ir a dormir ahora o en 5 minutos?”.

Prefiere hacerle preguntas que tu niño no pueda decir que NO. Si le dices “¿Quieres ir a la cama ahora?”, te puede responder fácilmente que no. Dale opciones para elegir.

Secos para prolongar la hora de dormir

Muchos niños y niñas utilizan la técnica de prolongar la hora de dormir haciendo distintas actividades: demorándose en ordenar los juguetes, querer ir al baño muchas veces, o leer muchos libros antes de ir a dormir.

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Trata de anticipar estas actividades: si siempre pide ir a buscar un vaso de agua antes de dormir, llévale tu uno antes para evitar que prolongue la hora. Deja en claro que solo podrá pedir una cosa, por ejemplo elegir entre leer un libro más o seguir ordenado sus juguetes. De a poco, tu niño debe ir acostumbrándose a la rutina del sueño, y para hacerlo es necesario controlar la prolongación del dormir.

Convertir la hora de dormir en algo entretenido es un desafío, pero en la medida en que se logren equilibrar los acuerdos que uno establece con los niños y niñas, al igual que las rutinas de sueño, podrán ir adaptándose a este nuevo hábito.

En Dry Club te acompañamos cuando lo necesites! Elige nuestros planes de pañales hipoalergénicos para que tu bebé este sequito toda la noche! 

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